Hacer un desierto nunca es algo sencillo.
A priori el desierto nos induce a pensar en calor, falta de agua, falta de comodidad, soledad, confusión…
Cuentan antiguas escrituras que el mismo Jesús pasó 40 días en un desierto. Y no fue fácil tampoco para él: tuvo grandes tentaciones contra las que luchó. No fue fácil ni para el Hijo de Dios.
Nosotros nos vamos a conformar con poco más de 40 minutos, pero no por ello esto que acabas de empezar es algo fácil. Necesitas buena disposición, actitud de escucha y sacrificio. Pero no temas.